Curiosamente, una de las pocas películas no
españolas a la que no le han traducido o cambiado el título sí que podría merecer
uno distinto: Los Artistas. Más que el título, estos dos términos son, en
realidad, la definición de lo que se ve en pantalla durante las casi dos horas
de metraje: un artista, el protagonista del film, y otros tantos más, el director y guionista, los responsables de fotografía, banda sonora, edición, etc. Y es que
esta película es una obra de arte de principio a fin.
Para los que hemos nacido no sólo con cine
sonoro, sino además con televisión a color, resulta de lo más curioso que una
película muda y en blanco y negro te haga sentir más emoción, angustia y
felicidad que con cualquier prodigio de efectos en 3D, como Avatar, por poner
un ejemplo. Sí, se siente todo eso. Para hacerse una idea, en The Artist se
encuentran muchas similitudes con dos grandísimas películas: “Cantando bajo la
lluvia”, comedia ante todo, y “El crepúsculo de los dioses”, angustiosa hasta
decir basta.
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