“Al final, todo irá bien. Por lo tanto, si no va todo bien, es que
todavía no es el final”. Con esta frase soluciona todos los problemas el
joven Sonny Kapoor, director del Exótico Hotel Marigold al que el
proyecto le viene un poco grande. Sus primeros huéspedes serán siete
jubilados británicos, la mayoría hastiados de la vida que llevan.
Así, Evelyn (Judi Dench), Muriel (Maggie Smith), Graham (Tom
Wilkinson), Madge (Celia Imrie), Norman (Ronald Pickup) y el matrimonio
de Douglas (Bill Nighy) y Jean (Penelope Wilton) no se lo piensan dos
veces cuando ven en la publicidad del Exótico Hotel Marigold la única
salida a sus problemas. O eso creían ellos.
Aunque inicialmente sólo les une su edad, nada más llegar a la ex
colonia británica los siete protagonistas descubrirán que van a tener
que colaborar unos con otros para sobrevivir en un hotel que poco tiene
de exótico ni de hotel, en un país donde priman los contrastes más
radicales entre la tradición y lo moderno.
Algunos buscaban enmendar su pasado, otros un final mejor para sus
vidas, y al final todos acaban viviendo un presente que no esperaban,
lleno de emociones que para la mayoría son completamente nuevas. Así, la
profunda transformación que les promete el director del hotel,
interpretado por Dev Patel (el famoso “Slumdog Millionaire” de Danny
Boyle), no se limitará sólo al ruinoso edificio sino que afectará
también a la personalidad y a la vida de cada uno de los huéspedes.
El éxito de una historia así está garantizado más si cabe con la
participación de siete actores que “se encuentran en la cima de su
capacidad actoral”, tal y como señala John Madden (Shakespeare in Love),
director de la película.
El problema es que en las dos horas de metraje la mayoría de
historias y personajes se abordan de una manera muy superficial, sin
explotar su inmenso potencial. Las dos excepciones son las de Graham, ex
juez del Tribunal Supremo que ha perdido las ganas de vivir, y Muriel,
antigua ama de llaves llena de prejuicios. El personaje de Tom Wilkinson
es el único que ya había estado en la India con anterioridad en sus
tiempos de juventud y desde entonces arrastra consigo una pesada carga
que espera liberar. Por su parte, la obstinada Muriel (Maggie Smith),
que sólo va a la India para realizarse una operación de cadera, se
demostrará a sí misma y al mundo que nunca es tarde para cambiar.
En definitiva, una película entretenida, para reir y llorar, para
pasar el rato y deleitarse con las distintas actuaciones y, ante todo,
para recordar que no hay límite de edad para perseguir los sueños.
Crítica publicada en The Church of Horrors
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